San Pablo, declarado Patrono del MCC
En el principio
54. Debo confesar, sinceramente, que los que la Providencia había escogido para emprender la gran aventura de los Cursillos no pensaron nunca que el Movimiento necesitara de un patrono o protector celestial que nos sirviera de intermedio ante el Padre. El carácter eminentemente cristocéntrico del Cursillo nos ahorraba semejante preocupación. Inclusive, tal vez nos hubiera parecido un poco inconveniente ir en búsqueda de santos intermediarios, en el momento en que el candidato entraba en su "4o día", totalmente centrado en la figura de Cristo con el cual debía mantener una relación directa, inmediata, íntima y personal.
Sólo nos permitimos recurrir a la intercesión maternal de María quien ocupó, desde los primeros momentos de nuestra historia, un lugar privilegiado en la devoción cursillista. Añadir otra cosa nos hubiera parecido exceder las fronteras de lo "fundamental cristiano".
Y si nos hubieran invitado a escoger un santo protector, tal vez San Pablo no hubiera encabezado la lista... No por ignorancia del hecho que la figura del Apóstol, evangelizador de los paganos, se destacaba entre todas en el ambiente de evangelización en la cual surgía el MCC. Pero, probablemente, hubieramos pensado en agregar otras candidaturas: San Juan por ejemplo, el apóstol jóven, él de la "invencible fidelidad", como se le llamaba durante la vigilia de oración que hacíamos cada año, el 27 de Diciembre, cuando el Movimiento se dedicaba exclusivamente a los jóvenes. Y no hablo del gran Santiago, el apóstol venerado en Compostela, donde hubo la peregrinación de los 100,000 jóvenes de AC, cuya mística sirvió de baño de cultura para el nacimiento de Cursillos. Pero no son más que hipótesis. La verdad es que nadie entre los fundadores levantó la cuestión de un patrocinio para el MCC, a pesar de que se sentía la necesidad de buscar apoyos. Pues, los primeros pasos del Movimiento — como los segundos también — han sido marcados por dificultades y sufrimientos enormes. La zizaña apareció constantemente en el campo de trigo. Pero este es el sello evangélico de las obras divinas, conducidas por el Espíritu.
¿De dónde vino la idea?
55. Tenemos que retroceder 10 o 12 años después del primer Cursillo celebrado en Enero de 1949. El MCC se había extendido en todas las diócesis de España, en gran parte de los países de América y, menos rápidamente, en ciertas partes de Europa. A principios de los años sesenta, se crearon los secretariados nacionales; primero, en México, luego en Venezuela, y poco después en España. Es el 12 de Junio de 1962 que los obispos erigieron nuestro secretariado nacional, nombrando a Mons. Juan Hervás, primer director del secretariado y al autor de estas lineas, vice director. Entre las tareas emprendidas (como el encuentro de los asesores espirituales en Valle de los Caídos), hubo la organización de la primera Ultreya nacional que se celebró en 1963, en Tarragona. ¿Por qué en esta ciudad? Por varias razones.
Primero, 1963 era un año jubilar durante el cual la Iglesia de España conmemoraba el 19 centenario de la venida de San Pablo en este país. Y este se celebraba precisamente en Tarragona. Segundo, el obispo de esta ciudad era el cardenal Benjamin de Arriba y Castro que Mons. Hervás iba a apodar, en el transcurso de la Ultreya, «el cardenal de San Pablo y padre de los Cursillos». Como un reconocimiento público y agradecer al cardenal el haberse levantado para defender al Movimiento afirmando alto y fuerte «los frutos espirituales que había podido, él mismo incluso, descubrir en las personas que viven la experiencia de un Cursillo». Finalmente, el tercer motivo era la fuerza numérica de los cursillistas en esta diócesis.
¿Qué pasó en esta Ultreya nacional?
El cardenal y Paulo VI
El momento tan esperado
58. Cinco meses más tarde, el 14 de Diciembre de 1963, Pablo VI firmaba un decreto pontificio de 27 lineas, redactado en latín y que empezaba así: Viget salubriter, que podríamos traducir con la expresión: « una feliz brotadura...». Uno lee lo siguiente:
« En Roma, preso San Pedro, después de madura reflexión y con la plenitud de Nuestra autoridad pontificia, Nombramos y declaramos al bienaventurado apóstol Pablo, patrono celestial delante de Dios del Movimiento de los Cursillos». Paul VI, el 14 de Diciembre de 1963
"El pergamino original, escrito a mano (8), fue entregado personalmente a Mons. Hervás por el Nuncio apostólico, Mgr Riberi, que pronunció una corta alocución: « Dije que si San Pablo regresaba, sería cursillista. Pero, he oido decir también que San Pablo es el prototipo del verdadero y auténtico cursillista. Esto quiere decir que en la eminente figura de Pablo, la gente que vivió la experiencia de un Cursillo encontrarán un modelo de vida, de acción y de espiritualidad que necesitarán para mantenerse y progresar en el camino que emprendieron en la manñana de su 4o día».
Las horas oscuras de la persecución contra el MCC eran cosas del pasado. En efecto, Pablo VI, en el decreto, hablaba de los «frutos abundantes producidos por el Movimiento que llenaban de satisfacción a los pastores». El obispo de Cádiz afirmaba que era la primera aprobación oficial del MCC de parte del Vicario de Cristo; el obispo de Lérida no terminaba de proclamar su «alegría indecible por este regalo de la Providencia»; el obispo de Salamanca llegó a decir que este decreto colacaba al MCC en el primer rango de la renovación cristiana empezada por el Concilio.
En forma de conclusión
59. «Cuando Mons. Riberi entregó el pergamino a Mons. Hervás, terminó con esta simple invocación: San Pablo, patrono de los Cursillos, rogad por nosotros! Mons. Hervás aprovechó para sugerir que todas nuestras reuniones se terminaran por esta corta oración en la cual expresamos nuestra confianza en la intercesión de nuestro protector delante de Dios. Para nosotros, fundadores, que habíamos sufrido tanto a causa del Movimiento, estábamos, con este gesto de Roma, ampliamente recompensados».
El Apóstol Pablo, patrono del MCC
Es conveniente contarles cómo San Pablo fue designado oficialmente Patrono del MCC. Esta historia fue escrita por Don Sebastián Gayá.
En el principio...
"... Y si nos hubieran invitado a escoger un santo protector, tal vez San Pablo no hubiera encabezado la lista... No por ignorancia del hecho que la figura del Apóstol, evangelizador de los paganos, se destacaba entre todas en el ambiente de evangelización en la cual surgía el MCC. Pero, probablemente hubiéramos pensado en agregar otras candidaturas: San Juan por ejemplo, el apóstol jóven, él de la invencible fidelidad, como se le llamaba durante la vigilia de oración que hacíamos cada año, el 27 de Diciembre, cuando el Movimiento se dedicaba exclusivamente a los jóvenes. Y no hablo del gran Santiago, el apóstol venerado en Compostela, donde hubo la peregrinación de los 100,000 jóvenes de AC, cuya mística sirvió de baño de cultura para el nacimiento de Cursillos. Pero no son más que hipótesis. La verdad es que nadie entre los fundadores levantó la cuestión de un patrocinio para el MCC, a pesar de que se sentía la necesidad de buscar apoyos. Pues, los primeros pasos del Movimiento ? como los segundos también ? han sido marcados por dificultades y sufrimientos enormes. La zizaña apareció constantemente en el campo de trigo. Pero este es el sello evangélico de las obras divinas, conducidas por el Espíritu Santo".
¿De dónde vino la idea?
"Tenemos que retroceder 10 o 12 años después del primer Cursillo celebrado en Enero de 1949. El MCC se había extendido por todas las diócesis de España, en gran parte de los países de América, y menos rápidamente, en ciertas partes de Europa. A principios de los años sesenta, se crearon los secretariados nacionales; primero, en México, luego en Venezuela, y poco después en España. Es el 12 de Junio de 1962 que los obispos erigieron nuestro secretariado nacional nombrando a Mons. Hervás, primer director del secretariado y al autor de estas lineas, vice-director. Entre las tareas emprendidas, hubo la organización de la primera Ultreya nacional que se celebró en 1963, en Tarragona. ¿Porqué en esta ciudad? Por varias razones".
"Primero, 1963 era un año jubilar durante el cual la Iglesia de España conmemoraba el 19 centenario de la venida de San Pablo en este país. Y se celebraba precisamente en Tarragona. Segundo, el obispo de esta ciudad era el cardenal Benjamin de Arriba y Castro que Mons. Hervás iba a apodar, en el transcurso de la Ultreya, "el cardenal de San Pablo y Padre de los Cursillos". Como un reconocimiento público, y agradecer al cardenal el haberse levantado para defender al Movimiento afirmando alto y fuerte "los frutos espirituales que había podido, él mismo incluso, descubrir en las personas que viven la experiencia de un Cursillo". Finalmente, el tercer motivo era la fuerza numérica de los cursillistas en esta diócesis".
¿Qué pasó en esta Ultreya?
""En su alocución, durante la clausura, Mons. Hervás decía: "He oido decir por labios autorizados (los del Nuncio apostólico) que si San Pablo regresaba, se haría cursillista. Es demasiado honor por nuestro Movimiento, me parece, y la persona que lo dijo manifiesta tener un corazón muy grande. Pero, yo diría, humildemente, que si San Pablo regresara a andar por los caminos de España para predicar el Evangelio, los que lo seguirían con más entusiasmo serían los cursillistas". Abriendo su corazón a la esperanza, Mons. Hervás agregó:"Por ello quisiera que la autoridad competente nos concediera el patrocinio de San Pablo para nuestro Movimiento, patrocinio fuertemente deseado por él mismo que tanto amó y defendió a los Cursillos, el cardenal De Arriba y Castro". Una vez que terminaron los aplausos, se esperaba con ansia la intervención del cardenal. No sólo por su rango sino sobre todo a causa de las intervenciones brillantes que había hecho para salvar al Movimiento ante las Congregaciones romanas y aún ante el Santo Padre. En su alocución, el cardenal levantó el velo inmediatamente sobre lo que había sido un secreto bien guardado: él mismo había empezado los trámites con Roma".
El momento tan esperado
"Cinco meses más tarde, el 14 de Diciembre de 1963, Pablo VI firmaba un decreto pontificio de 27 lineas, redactado en latín... Uno lee lo siguiente:
Pablo VI
"Las horas oscuras de la persecución contra el MCC eran cosas del pasado. En efecto, Pablo VI en el decreto hablaba de los "frutos muy abundantes producidos por el Movimiento que llenaban de satisfacción a los pastores"..
En forma de conclusión
"Cuando Mons. Riberi entregó el pergamino a Mons. Hervás, terminó con esta simple invocación: San Pablo, patrono de los Cursillos, rogad por nosotros. Mons. Hervás aprovechó para sugerir que todas nuestras reuniones se terminaran por esta corta oración en la cual expresamos nuestra confianza en la intercesión de nuestro protector delante de Dios. Para nosotros, fundadores, que habíamos sufrido tanto a causa del Movimiento, estábamos con este gesto de Roma, ampliamente recompensados".
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